¿Por qué los niños se distraen tan fácilmente con los anuncios?
Vivimos en la era del consumo ininterrumpido de contenido. En el pasado, la densidad de información ni siquiera se acercaba a lo que tenemos hoy: no podías simplemente ver la televisión mientras te desplazabas o llevar una computadora enorme en un viaje. Actualmente, todos tienen acceso a internet las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en el bolsillo, y eso se refleja no solo en el volumen de información que consumimos, sino también en las formas en que lo hacemos. Cuando todo está disponible en cualquier momento, es natural que nos inclinemos hacia contenidos más cortos. Es mucho más atractivo ver unas cuantas docenas de videos rápidos en TikTok camino al trabajo que enfrentarse a un video de 20 minutos sobre la historia del Imperio Romano (o peor aún, pasar 5 horas leyendo un libro). Ese es el precio que pagamos por el avance tecnológico, y se cobra su cuota en nuestra capacidad de atención y de concentración.
Ya se ha vuelto difícil enfocarse en una tarea e ignorar las distracciones al investigar algo en línea, y los anuncios omnipresentes no ayudan en nada. Como solía decir Anakin Skywalker: “No me gustan los anuncios. Son llamativos, ruidosos, molestos y están en todas partes” (o algo así, no soy fan de El Señor de los Anillos). Pero al menos, si eres adulto, tienes mucha más facilidad que los niños. Los estudios muestran que existen varias razones objetivas por las que los niños no pueden resistir la naturaleza distractora de los anuncios.
Un estudio demostró que los niños físicamente no pueden apartar la mirada de los anuncios animados (¿y adivina qué? ¡La mayoría de los anuncios son así!). Veinticinco niños suecos de unos 9 años fueron puestos a navegar por internet mientras cámaras de rastreo ocular registraban sus movimientos oculares. Durante los 7 minutos de navegación, aparecieron en promedio 15 anuncios, de unos 20 segundos cada uno —eso suma 5 minutos de los 7 destinados a la prueba. Cuanto más tiempo permanecía el anuncio en la pantalla, mayor era la probabilidad de que el niño se distrajera, siendo los anuncios animados los que captaban la atención con más frecuencia que los estáticos.
En otra prueba similar, los investigadores midieron qué tan bien los niños de dos grupos de edad podían fijar y controlar la mirada. Cuarenta y cinco niños de 9 y 12 años recibieron la instrucción de ignorar un pop-up cuando apareciera y mirar hacia el otro lado de la pantalla. Mientras que los de 12 años mostraron resultados relativamente mejores, los de 9 años lograron completar la tarea solo 2 veces de 10. Y no creas que los anuncios solo distraen a los niños cuando hacen la tarea o investigan para la escuela. En otra prueba, los investigadores analizaron la capacidad de los niños para concentrarse en un juego mientras eran bombardeados con anuncios. Spoiler: tampoco funcionó muy bien. Pero la incapacidad de los niños para enfocarse en una tarea e ignorar los anuncios es solo la mitad del problema.
En otro experimento, los investigadores desarrollaron una aplicación móvil en la que los participantes jugaban, siendo interrumpidos ocasionalmente por pop-ups. Al mismo tiempo, también tenían que ver un video de 14 minutos de un partido de futbol americano en la televisión. Esta configuración buscaba imitar cómo un usuario promedio podría interactuar con anuncios en la vida real. Al terminar el juego y el video, los investigadores hicieron preguntas sobre el recuerdo de los anuncios, y los resultados fueron sorprendentes. Cuanto mayor era la implicación de los participantes con el juego, mejor recordaban los anuncios. La tasa de recuerdo era aún más alta cuando todos los “captores de atención” (juego, video y anuncios) aparecían en la misma pantalla.
“Nuestro estudio sugiere que, cuando las personas están altamente enfocadas en una tarea ‘distractora’, como jugar en el celular mientras ven televisión, y esa tarea es interrumpida, la mente automáticamente procesa tanto la tarea como la interrupción como un solo evento”, explican los investigadores. Combina este efecto con la predisposición natural de los niños a distraerse, y tienes una mezcla explosiva en las manos. Los niños se distraen con facilidad y frecuencia, lo que a su vez hace que absorban la información de los anuncios como una esponja. Y sabemos lo perjudicial que puede ser mucho de lo que se anuncia incluso para los adultos, y más aún para los niños: comida chatarra, cigarrillos electrónicos, sitios de apuestas, alcohol.
Entonces, ¿qué hacer? Ya no estamos en los años 90, no puedes aislar a tus hijos de internet, ni estar siempre detrás de ellos asegurándote de que no saquen conclusiones equivocadas de los anuncios. Una solución mucho mejor es evitar que los anuncios lleguen a los celulares, tabletas y computadoras de los niños. Instala un bloqueador de anuncios en todos sus dispositivos o configura un bloqueador de anuncios basado en DNS en el router de tu casa para proteger todo de una sola vez. Considera usar un software de red como AdGuard Home, que te permite gestionar permisos de todos los dispositivos conectados al Wi-Fi de tu hogar y monitorear la actividad en línea. Recuerda: los niños no tienen la misma capacidad de resistir a los anuncios que los adultos —y seamos sinceros, ni siquiera muchos adultos pueden presumir de esa habilidad. Lo mejor es adelantarse y asegurarse de que tus hijos no estén expuestos a una avalancha de anuncios en línea desde el principio.