Autos Ford con sistema de "auto-embargo": ¿brillante innovación o desastre distópico?
Imagina que estás conduciendo tu coche cuando, de repente, empieza a hacer un ruido estridente y molesto que te obliga a desviarte de la carretera y acabar en una zanja. O tal vez estás conduciendo de noche por una carretera desconocida y solitaria, confiando en el GPS de tu coche, cuando de repente éste deja de funcionar.
Parece una escena de película de terror, pero podría convertirse en una realidad si se aprueba la última patente de Ford. Esta patente permitiría a los vendedores tomar el control de tu coche a distancia y ordenar que se apaguen sus funciones. En primer lugar, se desactivarían las funciones no esenciales, como el GPS y la radio. Luego, el aire acondicionado y el cierre centralizado dejarían de funcionar. Por último, el motor se detendría, dejándote varado. El coche circularía por sí solo por la vía pública en dirección a una oficina de embargos o a un desguace, si es más rentable.
Según la patente, esto facilitaría a los bancos la tarea de tratar con clientes difíciles, evitando confrontaciones acaloradas. Sin embargo, este sistema propuesto expone a los propietarios de vehículos a diversos riesgos de privacidad y seguridad, como la piratería informática, el seguimiento y el robo de datos personales. Dependiendo de la implementación, Ford y otras partes interesadas podrían rastrear todos tus movimientos, conocer tu dirección, lo que tienes en tu garaje y compartir estos datos con terceros.
La complejidad del sistema requerido para soportar un sistema tan sofisticado también aumentará, lo que lo hará más vulnerable a la piratería informática. En general, cuanto más complicado es el sistema, mayor es la probabilidad de que algo salga mal. Incluso un pequeño error puede tener consecuencias mortales, por ejemplo, si se desactivan los frenos por error.
Antes de continuar, es importante entender cómo Ford prevé que funcione este sistema.
¿Se necesita un hardware nuevo?
El proceso de desactivar y dejar inoperable un vehículo depende completamente de la electrónica presente en el coche. La pieza central de este sistema es conocida como "el ordenador del sistema de reintegración", que se comunica con un servidor remoto manejado por el proveedor de servicios. Según la patente, en algún momento se espera que se pueda utilizar el ordenador estándar del vehículo para desempeñar la tarea del ordenador del sistema de reintegración. Esto significa que en teoría, el sistema de recuperación podría funcionar en cualquier coche con una conexión a Internet, sin necesidad de ningún hardware adicional.
El ordenador del sistema de reintegración se conecta a una amplia red, lo que le permite compartir datos con otras entidades. Estos datos pueden provenir de las cámaras y sensores del vehículo, y se comparten con agencias de embargos, la policía, centros médicos, entidades financieras, el propietario del vehículo, entre otros.
Fonte: La patente de Ford
¿Qué desencadena el proceso de "auto-embargo"?
Todo comienza cuando un banco notifica al propietario del vehículo que no ha recibido el pago. Si se ignoran estos avisos, se desata un proceso de varias fases que puede ser desastroso. En primer lugar, el ordenador del sistema de recuperación recibe una orden del banco para desactivar las funciones no esenciales del coche, como la radio, el GPS y otros sistemas similares. Si el propietario sigue sin responder, el siguiente paso es apagar funciones críticas, como el aire acondicionado y el control de llaves. Finalmente, el motor, los frenos y las puertas se desactivan completamente, dejando al propietario sin posibilidad de conducir el vehículo.
Al inicio del proceso de embargo, el bloqueo puede ser parcial, permitiendo al propietario utilizar el coche durante la semana pero no los fines de semana. O bien, se le puede restringir a una zona específica alrededor de su hogar mediante un proceso conocido como "geofencing", para ir al supermercado o llevar a los niños al colegio.
Sin embargo, esto supone que el fabricante del coche, y posiblemente otras partes involucradas, ya conocen muchos detalles sobre la vida del propietario, como su dirección, la ubicación de su trabajo, los lugares donde hace la compra, los horarios de llegada y salida de su casa, entre otros. Esta cantidad de información recopilada es alarmante.
Además, algunas de las sanciones descritas por Ford pueden parecer excesivas y severas. En lugar de simplemente desactivar la radio, el ordenador del sistema de embargo puede aumentar el volumen al máximo o generar sonidos molestos, variando el tono, el ritmo, la cadencia o el volumen del sonido. Es importante mencionar que estas acciones, junto con las reducciones mencionadas anteriormente, pueden provocar accidentes de tráfico graves si el conductor intenta continuar utilizando el vehículo.
¿Cómo es posible todo esto?
Las funciones pueden desactivarse (o activarse, como en el caso de un sonido molesto) mediante actualizaciones por aire, la tecnología de la que Tesla fue pionera a mediados de la década de 2000. Esta tecnología permite a los fabricantes de automóviles activar o desactivar a distancia el hardware integrado. En los últimos años, cada vez más fabricantes han empezado a vender funciones que pueden controlarse a distancia, viéndolas como una fuente de ingresos recurrentes. Así que BMW cobra 18 dólares al mes por asientos calefactables y Mercedes, 1.200 dólares al año por una aceleración más rápida.
Pero ningún fabricante antes que Ford ha descrito un escenario en el que alguien tenga el control total del coche y el propietario no tenga ninguno. Quizá lo más inquietante de esta visión sea la idea de Ford de que el coche literalmente se aleja del propietario.
¿Cómo puede un coche volver por sí mismo?
Una vez que el dueño del vehículo se queda sin pagar, el banco insta al coche a buscar la oportunidad ideal para escapar. En este punto, el propietario tiene una última oportunidad para pagar, pero si no lo hace, el sistema de embargo del coche puede recibir órdenes para sacarlo del garaje y dejarlo en la calle, donde será fácilmente recogido por una grúa con poca resistencia por parte del dueño.
Si el vehículo es autónomo, la situación podría ser aún más radical. En este caso, se podría ordenar al coche que se dirija directamente a las instalaciones del fabricante o, si su valor de mercado se considera demasiado bajo, enviarlo directamente al desguace.
Pero ¿qué sucede si el coche está estacionado detrás de las puertas cerradas de un garaje? No, el sistema de embargo no activará una función para que el coche atraviese las paredes, como sucedería en un horror de ciencia ficción. En cambio, el ordenador enviará imágenes del interior del garaje al banco, quien a su vez las transmitirá a la policía. Así, se podrán tomar medidas como llamar a la puerta del garaje.
Excepción por urgencia médica
El sistema propuesto puede parecer que beneficia principalmente a los bancos, aunque para los consumidores podría implicar algunos costes adicionales y molestias. No obstante, Ford afirma que también tiene en mente a las personas comunes.
De acuerdo con la patente, el ordenador del sistema de restablecimiento podría salvar la vida de un conductor en caso de emergencia médica. Supuestamente, el ordenador podría comprobar las cámaras del coche para detectar si el propietario está sufriendo una crisis médica, como un infarto, y alertar al hospital correspondiente. En caso de que un familiar del propietario sufriera una emergencia similar, podría solicitar al ordenador del sistema de embargo que levante el bloqueo. El ordenador también podría comunicarse con un hospital para obtener información sobre la mejor manera de llegar allí. Si el coche pudiera conducir por sí solo, podría dirigirse al hospital más cercano o buscar una ambulancia. Una vez superada la emergencia, el ordenador del hospital podría notificar al del coche para que vuelva a bloquearse.
Sin embargo, no está del todo claro cómo funcionaría todo esto en la práctica. Dado que los humanos a veces no pueden detectar una emergencia sanitaria con solo mirar, parece poco probable que el ordenador del coche lo haga mejor. Además, un sistema de este tipo podría ser vulnerable a varios tipos de abusos, pero ese es un tema que requeriría un debate adicional.
Riesgos para la privacidad y la seguridad difíciles de justificar
En resumen, es difícil defender un sistema que parece priorizar la comodidad de los bancos sobre la seguridad y la privacidad de los consumidores.
Un sistema así puede permitir a un coche recoger muchos datos personales sobre el propietario, como su ubicación, sus rutas habituales, fotos de su casa, información sobre su salud, y compartirlos en tiempo real con otros, como la policía, un banco y un hospital. Todos ellos pueden dar distintos usos a estos datos. Por ejemplo, estos datos pueden facilitarse, intencionada o accidentalmente, a anunciantes, como una compañía de seguros médicos, que puede utilizarlos para aumentar el precio del seguro. Cualquiera de las entidades con acceso a los datos podría sufrir una brecha o filtración, y cuantas más partes intervengan en el manejo de los datos, más probabilidades habrá de que esto ocurra.
Un coche en el que todo se puede apagar y encender a distancia podría incluso convertirse en un arma mortal en manos de hackers. También existe el riesgo de que un proceso de restablecimiento se desencadene accidentalmente por un fallo técnico o un error humano, con consecuencias potencialmente fatales.
Actualmente no hay coches totalmente autónomos en el mercado, por lo que es poco probable que veamos un coche dirigirse al desguace en breve. Aunque la patente no es más que una visión aproximada del futuro y la mecánica del proceso aún está en desarrollo, sólo podemos esperar que, si Ford lo lleva a la práctica, tome las precauciones suficientes para garantizar que ninguno de los escenarios descritos se haga realidad. Por el momento, sin embargo, la relación riesgo/beneficio parece muy sesgada a favor del riesgo.
Un futuro que no queremos
Ford alegó que no tenía intención de utilizar la tecnología después de que se hiciera pública la solicitud de patente. Eso no significa, sin embargo, que no vayan a utilizarlo en el futuro, o que otros fabricantes no piensen en algo similar.
El concepto de Ford puede parecer muy futurista e incluso inverosímil al principio. Pero, de hecho, es una progresión natural en la tendencia de los fabricantes a arrebatar el control de los vehículos a los conductores. Algunos fabricantes ya cobran a los propietarios una cuota mensual o anual por funciones adicionales, y algunos habían jugado con la idea de hacer que elementos básicos como un mando a distancia formaran parte de la firma. Así que si ya es concebible que un día alguna función de tu coche deje de funcionar porque no la pagaste, también es concebible que un día tu coche vuelva al fabricante por su propio pie por la misma razón.
El automóvil se está convirtiendo rápidamente en un servicio, y la forma y velocidad con que está ocurriendo son profundamente preocupantes. Este no es el futuro que queremos.