Papel higiénico con anuncios: ¿hasta dónde puede llegar la publicidad?
Estamos viviendo en la Era del Anuncio. El modelo basado en publicidad se está convirtiendo en el estándar de los servicios de streaming, con excepciones como Apple TV que aún mantienen una experiencia sin anuncios —como el último bastión de la cordura. Los anuncios ya se han infiltrado en las pantallas de inicio de las smart TVs, amenazan con invadir tus videos caseros y tu experiencia de juego y, sí, hasta han llegado a tu refrigerador. Puede parecer solo otra consecuencia de la cultura del “todo inteligente”, pero cuando se trata de publicidad, seguimos hablando principalmente de productos tecnológicos de punta (como un refrigerador inteligente —que está lejos de ser común) o de entretenimiento adicional, como smart TVs y servicios de streaming, que, aunque prácticos, no son esenciales.
Esa línea entre lo que debería permanecer “sagrado” y lo que todavía es tolerable incluso lleno de anuncios se está desdibujando rápidamente. El episodio de Black Mirror en el que un implante cerebral te hace decir anuncios aún suena exagerado… pero cada vez menos con el paso de los años. Aun así, un implante neural es tecnología de vanguardia —no algo con lo que la mayoría de la gente lidie un martes cualquiera. Así que dejemos de lado la ciencia ficción y los gadgets futuristas, y volvamos a lo básico: ir al baño.
En una publicación ampliamente compartida, China Insider News informó que algunos baños públicos en China han sido equipados con nuevos dispensadores peculiares que le dan un giro sorprendente al acceso al papel higiénico. Primero, el usuario escanea un código QR, y luego se le presentan dos opciones: ver una breve pausa comercial (sí, el juego de palabras es intencional) o pagar ¥0.99 (unos $0.14 USD) por una porción de 1.2 metros de papel higiénico. Para los usuarios frecuentes, incluso hay planes de suscripción que reducen el costo a ¥0.39, convirtiendo la ida al baño en un gasto recurrente.

Un dispensador de papel higiénico

Mensaje que aparece al escanear el código QR

Si el usuario decide saltar los anuncios y pagar por el papel, se le pide confirmar la elección, ver el anuncio o comprar una “membresía VIP” de papel higiénico

Papel higiénico con anuncios en acción
¿Engaño anti-China o realidad?
El propio China Insider News señala que esta práctica no es común y no menciona el lugar exacto donde se implementó. Usuarios de Reddit rápidamente señalaron que, aunque el sistema puede parecer distópico bajo los estándares occidentales, no necesariamente está fuera de las normas locales. “En China, muchas personas llevan su propio papel higiénico, igual que llevan pañuelos”, explicó un usuario. “Sin embargo, en las grandes ciudades y centros comerciales, el papel higiénico es estándar, como en la mayoría de los países.”

La falta de detalles —y como señaló Futurism, el conocido sesgo anti-China de la fuente— hace que toda la historia parezca, si no inverosímil, al menos exagerada y sin considerar las diferencias culturales. Lo que parece una imposición absurda en un país podría verse simplemente como un experimento curioso en otro. Aún no está claro quién autorizó el proyecto ni en qué nivel.
Sin embargo, dado que hay fotos y videos que confirman que este sistema realmente existe en algún lugar de China, lo más interesante no es si es un caso aislado, una tendencia emergente o una cuestión cultural. Lo importante es el fenómeno en sí: la idea de que incluso algo tan básico y esencial como el papel higiénico ahora puede estar “bloqueado” detrás de anuncios. Sin importar el país o la escala, eso es lo que realmente merece atención.
El lento descenso al infierno publicitario
Además de las pesadillas logísticas (como olvidar el teléfono, quedarse sin batería en el peor momento o no tener conexión a internet), la gran pregunta es: ¿por qué está pasando esto? ¿Y qué significa para tu privacidad?
Quien haya ideado este sistema parece menos interesado en la higiene o en reducir el desperdicio (como se afirma) y más enfocado en normalizar la idea de que consumir publicidad en línea ahora es una moneda —algo con lo que pagas en lugar de dinero real. En ese sentido, el ejemplo del papel higiénico es curiosamente perfecto: simboliza una rendición total de la privacidad, la comodidad y hasta la dignidad —todo en nombre del anuncio.
Estás en tu momento más vulnerable y, de repente, debes elegir: soportar una avalancha de anuncios aunque no tengas el menor ánimo, o pagar por tu derecho a limpiarte en paz. La privacidad aquí adquiere un doble sentido: al aceptar ver el anuncio, no solo cedes tu tiempo, sino que potencialmente entregas tus datos personales. Aunque no está claro si estos anuncios de baño son personalizados, el hecho de que se muestren en tu propio dispositivo —ya vinculado a tu huella digital— significa que fácilmente podrían serlo.
Qué puedes hacer
Esperemos que esta tendencia se mantenga limitada a unos pocos lugares en China y no se propague. Pero si lo hace, al menos puedes estar preparado. Además de la solución clásica —llevar pañuelos o toallas de papel al estilo tradicional—, también puedes intentar proteger lo que queda de tu privacidad y mantener tu nivel de exposición al rastreo y la vigilancia digital al mínimo.
Si necesitas escanear algo con tu teléfono, ya estás dejando un rastro digital. Para reducir lo que se recopila, usa una VPN: no bloqueará por completo el anuncio, pero puede ocultar tu ubicación y dificultar la segmentación personalizada. Combínala con herramientas antirrastreo y navegadores centrados en la privacidad, como Firefox (con protección de rastreo mejorada) o Brave, que bloquea anuncios y rastreadores por defecto.
Para un control más completo, instala apps como AdGuard, que filtran no solo los anuncios evidentes, sino también los scripts ocultos que te siguen de una app a otra, incluso fuera del navegador. Porque si la publicidad amenaza con convertirse en parte de tu rutina de higiene, tu vigilancia sobre la higiene digital debe duplicarse.